Martes 11 de marzo

Los dublineces, James Joyce

Los Muertos - ”Permaneció  en las tiniebla del vestíbulo, tratando de captar la melodía y mirando a su mujer, cuya actitud llena de gracia  y misterio hacía que pareciera el símbolo de algo. Se preguntó de que podía ser símbolo una mujer de pie en la  oscuridad de una escalera, oyendo una música distante. Si hubiera sido un pintor le habría gustado pintarla en aquella actitud. El fieltro azul de su sombrero mostraría el contraste del bronce de su pelo contra la oscuridad, y los pliegues oscuros de su falda contrastarían con los iluminados. Si fura un pintor llamaría Música distante a ese cuadro.”

Este párrafo fue en mi opinión el más hermoso del libro. Al leerlo quise tratar de recordarlo. No sólo por su composición, sino por el contenido.  Al leerlo tuve la impresión de presenciar un momento hermoso en una pareja. A pesar de la distancia y del pedestal en el que se encuentra su esposa, según lo ve él en ésta escena, transmite con sus palabras una profunda admiración, como si fuese una obra de arte, algo perfecto, un asombro por su belleza y una curiosidad por entenderla, como la de un devoto al ver a la virgen.

Es esta una epifanía, una revelación tanto para Gabriel como para el lector, que puede ahí ver la desviación que tomará el cuento, y puede ver, por primera, vez como es la mirada de Gabriel hacia su mujer. Aunque no vi esta distancia en la primera leída y la entendí más como un momento de admiración; es esta distancia y la quietud, no de ella, sino de él, la que tiene gran significado en esta escena. Una vez culmina este momento, Gabriel no expresa esa admiración por su esposa, no transmite a ella su cariño ni los pensamientos que tuvo en ese momento. Es esto lo que hace que su relación sea aún más fría, lo que crea una brecha que crece entre ellos dos.

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