Jueves 1 de mayo

Entre éstas, Andrómaca, de blancos braos, inició el llanto, mintras sujtaba la cabeza del homicida Héctor en sus manos: <<¡Esposo! Te has ido joven de la vida y viuda me dejas en el palacio. Todavía es muy pequeño el niño que engendramos tu y yo, ¡desventurados!, y no confio en que llegue la mocedad: antes esta ciudad hasta los simientos será saqueada. Pues has perecido, tú, defensor que la protegías y guardabas a los niños pequeños y a las venerables esposas, a quienes ahora pronto llevarán a las huecas naves y a mí con ellas...>>"

Lo que tanto temía Héctor está por suceder. Es aterrador el miedo que debe sentir Andrómaca, la tristeza y ahora la incertidumbre de lo que sucederá con ella y su hijo. " Comparto su dolor."

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