Martes 22 de abril

“… y Andrómaca se detuvo cerca, derramando lágrimas; le asió la mano, lo llamó con todos sus nombres y le dijo: <<¡Desdichado! Tu furia te perderá. Ni siquiera te apiadas de tu tierno niño ni de mí, infortunada, que pronto viuda de ti quedaré. Pues pronto te matarán los aqueos, atacándote todos a ala vez. Y para mí mejor sería, si te pierdo, sumergirme bajo la tierra. Pues ya no habrá otro consuelo, cuando cumplas tu hado, sino sólo sufrimientos. No tengo padre no augusta madre: a mi padre lo mató Aquiles, de la casa de Zeus, cuando saqueó la bien habitada ciudad de los cilicios, Teba, la de elevadas puertas. Dio muerte a Eetión, mas no lo despojó, pues se lo impidió un escrúpulo religioso. En lugar de eso, lo incineró…(…) Y los siete hermanos míos que habían en el palacio, todos ellos en el mismo día, penetraron dentro del Hades; pues a todos los mató Aquiles, de pies protectores, junto a los bueyes…(…) A mi madre, que reinaba bajo el boscoso Placo, tras traerla aquí junto con las demás riquezas(…) y en el palacio de su padre le disparó la sagitaria Ártemis. ¡Oh Héctor! Tú eres para mí mi padre y mi augusta madre, y también mi hermano, y tú eres mi lozano esposo.

En este fragmento del canto VI, vemos las angustiosas palabras que Andrómaca dirige a Héctor con una esperanza, bien sabe ciega, de que éste reste en casa. Ella anticipa la muerte de su esposo y teme por su destino. A perdido a toda su familia a manos de Aquiles y sabe que Héctor morirá en combate, dejándola a ella y a su primogénito a su disposición. Vemos a una mujer que lo ha perdido todo y que ha tenido la suerte de encontrar a Héctor, quien la ha hecho Flrez y le ha dado una familia de nuevo. Ahora, lo perderá todo de nuevo en manos de Aquiles. Parece que fuese su destino.

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